viernes, abril 14, 2006

Miradas VIII

Sólo caminaba cuando a un costado de mi calle la vi. También iba apurada, dudando entre el paso firme y un andar tímido. Aunque tenía el brillo del desencanto en sus ojos parecía no haber abandonado la búsqueda de alguien en quien confiar. Sin pensarlo, al cruzar las miradas aminoramos nuestra marcha hasta detenernos allí, frente a frente. Todo en ella me desafiaba y me huía. Aún resbalaba por sus mejillas un poco de esperanza y se me antojó que alguna vez tuvo los puños llenos de sueños. Y sin embargo, había algo que me desconcertaba. Algo en sus ojos.